Todos queremos estar rodeados de relaciones sanas, pues en este artículo encontrarás 5 pautas claves para lograrlas.
1. – No olvidarme nunca de mí… cuidar al máximo nuestra primera relación: ¿Cuál? Con nosotros mismos.
Es muy frecuente escuchar “ quiérete a ti mismo”, esa frase nos parece trillada y hueca, pues vale, cambiémosla a “ escúchate a ti mismo”, ¿tienes hambre?, ¿tienes sueño?, ¿estás cansado?, ¿cómo te sientes?, ¿qué te apetece?. Y en cuanto puedas, atiende tus necesidades con el amor y dedicación que lo harías, como si fueses a recibir un muy buen sueldo por ello, que te aseguro lo recibirás de alguna forma.
Dar besos cuando nos apetece, reír diario, jugar el máximo tiempo posible.
2. – Cuidado con el auto-castigo, la culpa y la vergüenza.
Todos nos hemos equivocado y la hemos liado, hemos sido malos, perezosos, sinvergüenzas etc… alguna ves en nuestra vida, seguramente hemos engañado, lastimado y nos hemos aprovechado de circunstancias. Pero eso seguramente ya paso y no por autocastigarnos nos vamos a sentir mejor. El pasado no lo cambiaremos, pero si podemos cambiar la visión del pasado que tenemos, aceptando esa parte nuestra, como el niño pequeño que ha roto el jarrón y no por eso le vamos a dejar de querer. Lo que si podemos hacer es tomar RESPONSABILIDAD en los actos que realizamos, entiéndase, responsabilidad como la capacidad de responder y poder cambiar ahora lo que no nos satisface, eso nos quita la impotencia y potencia nuestra capacidad de cambio y superación personal.
Y si por el contrario, nos hemos sentido lastimados, pues también ahí tomemos nuestra parte de RESPONSABILIDAD, por permitirlo, por abandonarnos y conformarnos con esa relación, por miedo al cambio. Y en lugar de odiar al otro, ocupémonos de nuestras heridas, con toda delicadeza y dejemos la tan recurrida posición de víctima.
“No somos responsables de la programación recibida en nuestra infancia, pero como adultos somos ciento por ciento responsables de transformarla.”
3.- Dejarme sentir, yo no puedo cambiar nada de lo que no me gusta, sino me permito sentirlo.
Somos expertos evadiéndonos, todo vale antes de sentir un poco de dolor, pero noticia, si no sentimos el dolor, se acumula y llega un momento en que explota a través de (insomio, ansiedad, depresión etc..) Cuando digo sentir, no digo que el sentimiento se apodere de nuestra vida, sino simplemente dejarlo salir y así no se queda dentro. Todos sabemos que duele más lo que está dentro de nosotros que lo que sale. Es como si tuviésemos una astilla en el dedo y decidiéramos que NO QUEREMOS QUE NOS LA SAQUEN porque duele, claro que va doler, pero un momento, luego se curará. Sin embargo si la dejamos dolerá mas y nos restará capacidad de funcionamiento y disfrute.
Lo peor que puedes hacer es impedirte a ti mismo sentir, desahogarte… Las lágrimas no lloradas se encargan de hacer más profundo el pozo de la tristeza.
4. – Seamos sinceros, sino me siento en total AMOR, enamorado de mi mismo, es difícil que pueda sentir amor por nadie, o mejor dicho seré capaz de ofrecer el amor que me tengo a mi mismo.
Y entonces el nivel de calidad baja bastante. Si no me gusto, no puedo gustar, sino me cuido, no puedo cuidar, sino disfruto de mi compañía, ¿Cómo puedo esperar que los demás la aprecien? Entonces aceptémoslo, tenemos relaciones para llenar nuestra soledad, no para compartir nuestro amor… Y una vez que lo aceptemos, podremos disolverlo y transformarlo en algo diferente como verdaderos amantes de la vida.
“Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma” Carl Jung.
5. – Cuidado con las expectativas, estropean la película.
Frecuentemente escucho está petición “ Yo sólo quiero una pareja que me haga reír” y siempre en mi mente pienso: Y tu eres capaz de reírte de ti mismo, eres una persona risueña, eres una persona básicamente feliz.. y la respuesta es obvia, no , porque estás poniendo la expectativa de la risa en el otro. Cuando tu seas capaz de reírte del grano que te ha salido en la nariz ese día no necesitarás a nadie que te haga reír y seguramente encontrarás mucha gente con quien compartir tu vida, simplemente porque no lo necesitas, sino porque lo disfrutas.
Son cinco claves, como los dedos de la mano, así no las olvidamos. De esa manera tendremos relaciones sanas y fieles, porque recordemos que la primera infidelidad y seguramente la única es a nosotros mismos, pero eso ya es otro tema.